miércoles, 29 de julio de 2015

Una mente que respeta lo que ve se respeta a sí misma

Una mente que respeta lo que ve se respeta a sí misma


La semana pasada nos detuvimos en uno de los pilares en los que N. Branden fundamenta el desarrollo de la autoestima: la vida consciente.  Esta semana, nos centramos en el segundo pilar: la aceptación de sí mismo.

La aceptación de uno mismo supone la actitud básica de acercarnos a todo aquello que experimentamos -a nivel corporal, emocional, racional, conductual o imaginario- sin negarlo, o reprimirlo. Se trata de observar, afirmar e integrar en mi conciencia aquello que se manifiesta en mí como un hecho real, sin necesidad de controlarlo, razonarlo, interpretarlo, justificarlo, negarlo, o modificarlo. 

La aceptación, dice Branden, es la virtud del realismo, es decir, del respeto a la realidad, aplicada a uno mismo.  Se trata de aceptar la realidad de mi experiencia en su totalidad, de permanecer abiertos a ella y de hacerla accesible a nuestra conciencia, más allá, de que lo que se nos muestre nos resulte amenazador, no nos guste, o nos cause displacer. Se trata de permanecer presentes, sin juicios, observando y experienciando aquello que se manifiesta en nosotros en todos los niveles de expresión de nuestro ser. Se trata de un acto de apropiación de todo lo que soy en un momento dado. 

La autoaceptación es la condición previa para que aquello que observo y experimento pueda ser eventualmente modificado. No puedo afrontar aquello que niego. Si niego mi falta de coraje, mi miedo, mi dolor, etc. ¿Cómo voy a trascenderlo? Si no acepto mi irresponsabilidad, no aprenderé a ser más responsable. Si no veo mi pasividad, no podré avanzar hacia una actitud más activa. 

La aceptación, por tanto, es el paso que me permite trascender aquello que abro a mi conciencia, la condición que me permite que aquello que se manifiesta en mí, pueda evolucionar. Se trata de una actitud indagatoria, una actitud que facilita el autoconocimiento y el crecimiento. Esta actitud, conviene dejarlo claro, y así lo señala Branden, no tiene nada que ver con disculpar o evitar la responsabilidad. Más bien, al contrario, la aceptación de lo que hay, da lugar a la posibilidad de asumirlo, comprenderlo en profundidad y superarlo.

En este sentido, Branden nos advierte de dos creencias falaces que nos dificultan la tarea de la aceptación de nosotros mismos: Una es la creencia en que si aceptamos quiénes somos y lo que somos, debemos aprobar todo lo que somos. La otra es la creencia de que si aceptamos quiénes y lo que somos, somos indiferentes al cambio o las mejoras. La paradoja es que es la negación la que me deja pegado a aquello que no integro, mientras que la aceptación constituye la condición previa para el cambio.

Negar y desechar nuestras emociones, nos disocia de nosotros mismos, nos aliena y genera división interior. Cuando maldecimos, rechazamos o negamos un aspecto de nosotros mismos, nos despotenciamos, pues el monto de energía que necesitamos para mantener a raya todo aquello que rechazamos o reprimimos disminuye nuestra capacidad de acción, nuestra espontaneidad y nuestra autenticidad.

En este mismo sentido, Rogers dirá que en el proceso hacia una vida plena, el individuoadquiere mayor capacidad de escucharse a sí mismo y de experimentar lo que ocurre en su interior; se abre a sus sentimientos de miedo, desánimo y dolor, así como a los de coraje, ternura y pánico. Puede percibir sus sentimientos y vivirlos subjetivamente, tal y como existen en él. Es más capaz de vivir de manera plena las experiencias de su organismo sin verse obligado a impedirles el acceso a la conciencia.

La persona que se abre a su experiencia de forma plena fluye con la vida de forma libre, sin que, ni los demás ni ella misma sean capaces de predecir de antemano lo que será o hará en el momento siguiente. Por esto es por lo que la persona integrada se muestra espontánea, creativa y libre.

En mi calidad de psicoterapeuta,  explica N. Branden, no hay nada que haga tanto por la autoestima de una persona como el cobrar consciencia y aceptar las partes rechazadas de uno mismo. Los primeros pasos de la curación y el crecimiento son la consciencia y la aceptación, la consciencia y la integración. Constituyen el manantial del desarrollo personal.

Seguiremos reflexionando sobre las condiciones y posibilidades de dirigir nuestra vida hacia un funcionamiento más pleno y libre.

Hasta la próxima semana,

carmen C zanetti
www.carmenzanetti.es

Bibliografía:
Branden, Nathaniel, Los seis pilares de la autoestima
Rogers, Carl. R., El proceso de convertirse en persona




No hay comentarios:

Publicar un comentario