lunes, 3 de agosto de 2015

¿Te has sentido escuchada/o alguna vez?


Carl Rogers (psicoterapeuta) investigó a fondo durante décadas las condiciones facilitadoras del desarrollo psicológico y llegó, entre otras, a la conclusión de que cuando una persona tiene la experiencia de ser escuchada realmente por otra,  poco a poco se vuelve más capaz de escucharse a sí misma. 

Cuando nos sentimos escuchados, nos volvemos más abiertos y perceptivos: comenzamos a advertir señales de nuestro mundo interior que antes no percibíamos; somos capaces de sentir emociones negadas o rechazadas hasta ese momento; y podemos reconocer cuándo estamos enojados, cuándo tenemos miedo o cuándo nos sentimos con coraje o fuerza para acometer alguna acción que deseamos llevar adelante. Es decir, cuando nos sentimos seguros y escuchados, somos capaces de no negarnos aquello que estamos experimentando en cada momento, lo que nos permite mostrarnos y relacionarnos sin ambigüedad y sin máscaras.

Pocas veces tenemos la oportunidad de ser escuchados por alguien, sin sentirnos juzgados, sin ser aconsejados, sin que la otra persona acabe contándonos su visión, su experiencia, su interpretación, etc.  Hemos perdido la capacidad de la verdadera escucha y con ella la capacidad de expresar comprensión y empatía hacia otros. Vamos perdiendo la apertura necesaria para escuchar y acoger al otro en su diferencia. La experiencia de un otro, su cosmovisión, su modo de interpretar los hechos, su bagaje personal SIEMPRE tiene matices propios.  Pero hay que tener una disposición especial para poder captarlos con sensibilidad, comprenderlos y aceptarlos.

Nuestros encuentros con otros cada vez son más apresurados y superficiales. Nuestro tiempo para que un verdadero encuentro con otro tenga lugar, cada vez es más limitado. No podemos permitírnoslo; estamos llenos de actividades: el trabajo, el deporte, las compras, las obligaciones, los viajes... Y cuando estamos tranquilos nos llenamos de estímulos que nos impidan ponernos en contacto con nuestro mundo interior: la tele, el móvil, el ordenador... 

Poco a poco vamos olvidando lo estimulante que es poder disfrutar de un encuentro íntimo en el que podamos expresarnos y manifestarnos con espontaneidad y sin máscaras. Pero ese olvido tiene un coste: nos perdemos la posibilidad de descubrir nuevas cosas acerca de nosotros mismos y de crecer.

Rogers constató que cuando una persona se siente escuchada y aceptada, comienza a tomar conciencia de sentimientos que antes le habían parecido terribles, caóticos, anormales o vergonzosos, cuya existencia nunca había osado reconocer. Normalmente permanecemos escindidos, disociados y desintegrados, teniendo que mantener  a raya todo aquello que, aun perteceneciendo a nuestro mundo, no nos atrevemos a mirar, escuchar y expresar. 

Cuando somos capaces de abrirnos a aquello que acontece en nuestro interior, sea lo que sea, sin negarlo, distorsionarlo o rechazarlo, nos volvemos más auténticos, comenzamos a aceptarnos tal y como somos y nos damos la oportunidad de poder modificar aquellas cosas que deseamos cambiar.

Ser escuchados hace que abandonemos nuestra rigidez, nuestras defensas, aquello que nos aleja de nuestra verdadera experiencia. Cuando nos sentimos escuchados nos volvemos menos enajenados de nuestros sentimientos, comenzamos a valorar las cosas, los hechos y el mundo según nuestro criterio y podemos abandonar los moldes rígidos que nos acompañan.

La experiencia de escuchar y ser escuchado es una experiencia que enriquece, que facilita el crecimiento y los encuentros auténticos. Os animo a cultivar esta capacidad (tan aparentemente fácil como inusual) durante la semana.

Hasta pronto,

carmen C zanetti
www.carmenzanetti.es


Bibliografía: Rogers, Carl R., El proceso de convertirse en persona







2 comentarios:

  1. Gracias Carmen es muy importante cultivar la capacidad de escucha y muy bueno que tu nos lo recuerdes. Abrazo

    ResponderEliminar
  2. Gracias por tu comentario Claudio.

    bsss

    ResponderEliminar