Hoy quiero compartir con todos vosotros, de la mano de Epicuro y la filósofa contemporánea Martha Nussbaum, la concepción de la filosofía como terapia del alma.
Aunque la práctica contemporánea de la consulta filosófica parezca novedosa, el uso de la analogía médica y del lenguaje de la enfermedad y la curación aplicado a la disciplina filosófica estaba muy extendido en la Antigüedad. Medicina y filosofía eran en la antigüedad medios para lograr el mismo fin, una vida libre de penas y enfermedades, artes prácticas cuya función será la curación de las enfermedades del cuerpo y los sufrimientos del alma respectivamente. El olvido de este periodo en la enseñanza de los clásicos proyecta una imagen distorsionada de la tradición filosófica y nos priva de argumentos filosóficos altamente clarificadores.
1. Para
Epicuro, de la misma manera que de nada sirve un arte médico que no erradique
la enfermedad de los cuerpos, tampoco hay utilidad ninguna en la filosofía si
no erradica el sufrimiento del alma. La comparación de la filosofía con la medicina refleja la condición de ser una ciencia al servicio de la vida del individuo:
Vana es la palabra de aquel filósofo que no remedia ninguna dolencia del hombre. Pues así como ningún beneficio hay de la medicina que no expulsa las enfermedades del cuerpo, tampoco lo hay de la filosofía, si no expulsa la dolencia del alma.
La filosofía bien entendida, entonces, no es sino el arte de vivir (téchne bíou),
produciéndose un amplio y profundo acuerdo durante este período helenístico y
romano en que la motivación fundamental del filosofar es la perentoriedad de aliviar el sufrimiento
humano, y su objetivo la eudaimonía, el florecimiento humano. Se deduce
de este posicionamiento un compromiso de toda filosofía ética médica con la
acción, pues el descubrimiento de lo que los seres humanos adolecen y de lo que
necesitan es el preludio inseparable del intento de sanarlos y darles lo que
necesitan. La analogía médica expresa este compromiso.
La
misión, pues, de los argumentos de la filosofía epicúrea es, ante todo, la
de actuar momo causas del buen vivir[2], siendo uno de los rasgos que caracterizan la filosofía de Epicuro, entonces, su finalidad
práctica. Por tanto, para Epicuro la valoración de cada rama de la
filosofía ha de hacerse teniendo en cuenta su contribución a la práctica, ya
que si no contribuye a esta finalidad será vana e inútil.
Queridos amigos, el próximo miércoles volveré a estar con vosotros.
Saludos a todos y que tengáis una epicúrea semana.
Carmen Zanetti
www.carmenzanetti.es