jueves, 26 de marzo de 2015

¿Qué hace un Counselor?

Buenos días:

Como sabéis, cuando me preguntan por mi profesión aludo a mi doble formación en Counseling y Filosofía (Asesoramiento filosófico).

Como alguno de vosotros me ha pedido que aclare un poquito más qué es esto del Counseling (Consultoría psicológica), quiénes son las personas que nos consultan (nuestros consultantes), qué motivos de consulta son los más frecuentes, etc., hoy transcribo una pequeña entrevista que me hicieron, en la que trato de explicar, de la forma más clara y sencilla posible, en qué consiste la profesión de un Counselor.

Entrevistador (E): Carmen, El Counseling es una profesión no muy conocida. ¿Podrías explicarnos en qué consiste el trabajo de un counselor?

Carmen (C):  Claro. El Counseling es una profesión de ayuda. Se trata de una profesión muy poco conocida en España pero que tiene una larga trayectoria en otros países, como EE.UU,  Inglaterra y muchos otros, en los que los counselors hace décadas que están integrados en Organizaciones gubenamentales, empresariales, instituciones educativas, ONGs, etc.

El counseling está concebido como una profesión de ayuda para atender a personas normales, como tú y como yo, que, en algún momento de su vida, se sienten sobrepasados por alguna dificultad.  A veces, en algunas etapas de nuestra vida, las personas sentimos un malestar con la vida que llevamos y no sabemos por qué es realmente.

Entrevistador: ¿Qué personas acuden a una consulta de counseling, Carmen?

Carmen: Bueno, a nosostros acuden personas totalmente normales que en algún momento de su vida se ven superados por alguna situación: porque tienen dificultades de relación con su pareja, porque tienen conflictos en su trabajo, porque se están separando, porque están atravesando alguna enfermedad, porque han perdido algún ser querido, etc.  Estos acontecimientos, pueden hacer que una persona, en algún momento, se sienta desbordada y necesite o quiera pedir apoyo.

Entrevistador. ¿Alguna causa más? 

Carmen:  Sí. Aunque no son las más, también llegan a nosotros personas muy inquietas, que tienen la necesidad de buscar nuevos caminos de crecimiento y que buscan desarrollarse y desplegar al máximo todo su potencial.


Entrevistador: ¿Cómo se trabaja en una consulta de counseling?

Carmen: Hay que dejar muy claro que, en una consulta de counseling se trabaja fundamentalmente con el problema que le está acuciando a la persona que viene a nosotros en ese momento. Digamos que la línea de demarcación entre el counseling y la psicología, que es una pregunta que nos suelen hacer en muchas ocasiones, es que el counseling -esta es la idea con la que hay que quedarse bien clara- trabaja dentro del ámbito de la salud, es decir,  no trabaja con enfermedades mentales ni con patologías de personalidad severas (cuyo campo correpondería más bien a la psiquiatría y la psicología). El counseling trata a personas normales se sienten sobrepasadas por algo que les sucede y sienten la necesidad de recibir un apoyo para poder salir de ese lugar.

Entrevistador: Ya hablamos de qué problemas trata pero ¿Cómo los aborda?

Carmen: El counseling no trabaja desde el modelo médico. Esto quiere decir que un counselor no emite un diagnóstico, no da un tratamiento y tampoco le dice al consultante qué tiene que hacer para poder salir de dónde está. El counseling, ya lo dijimos, no trabaja con enfermedades mentales ni con patologías severas (y si lo hace, trabaja interdisciplinariamente). Esta es la línea que franquea su ámbito de actuación. Como ya dijimos antes, trabaja con personas sanas.

Entrevistador: ¿Cual es el papel del counselor en la consulta? ¿Cómo desarrolla su trabajo?

Carmen: Normalmente, cuando una persona acude a nosotros es porque tiene cierto grado de confusión. Entonces, lo primero que hace un counselor es intentar comprender y clarificar aquel problema o aquella dificultad que le trae a la consulta. Las consultas se llevan a cabo a través de una entrevista, de encuentros entre el consultante y el counselor en los que reina un ambiente de seguridad y confianza, y en los que el consultante, con la ayuda que le proporciona el counselor, va pudiéndose dar cuenta, poco a poco, de lo que le ocurre, de todos los matices que acompañan a su problemática concreta. De este modo, el consultante, por sí mismo, paulatimamente adquiere una mayor conciencia sobre eso que le está aconteciendo y descubre los recursos que tiene bloqueados, de modo que los pueda poner en marcha de nuevo para salir de esa crisis que está atravesando. El objetivo, finalmente, es que la persona encuentre las soluciones que más se ajustan a su modo de ser, a su modo de estar en el mundo y a su modo de concebir la vida.

Hay que decir que los fundamentos teóricos del counseling se enmarcan dentro de la psicología humanística.  En la consulta de counseling el consultante es el protagonista principal, a sabiendas de que todo ser humano tiene la posibilidad de salir adelante y de resolver sus conflictos desplegando sus propias capacidades, aunque en algún momento puedan estar bloqueadas.

Entrevistador: El consultante es el protagonista. Pero ¿Cuál es el papel del counselor?

Carmen: Precisamente, el de facilitar el desbloqueo o el descubrimiento de los recursos que tiene el consultante pero que no es capaz de ponerlos en marcha en el momento de dificultad que está atravesando. A través de algunas técnicas, de distintos recursos, de todo su bagaje de conocimiento y de las actitudes que pone en juego el counselor, se facilita un proceso en el que el propio consultante dé con las soluciones que más se ajustan a su impronta personal y a su cosmovisión.

Entrevistador: ¿Cómo se realizan las consultas? ¿Dónde? ¿Cuáles son los medios materiales y la situación en la que se celebran?

Carmen: Bueno, lo más comun es realizar una consulta en aquel espacio que el counselor tenga destinado para llevar a cabo su trabajo. Esta, digamos, es la modalidad más tradicional de trabajar. Pero cada vez es más frecuente que atendamos consultas on line. Hoy la tecnología nos ofrece múltiples programas y medios para que podamos atender nuestras consultas de counseling con la misma eficiencia y casi, me atrevería a decir, con la misma calidez. Aunque parezca mentira, se puede lograr. a través de los medios informáticos, un clima en el que la consulta resulta cómoda, cercana y totalmente eficaz.

Entrevistador: Para llegar a resultados ¿Es muy largo el proceso?

Carmen:  Claro, esto depende mucho de dos cosas fundamentalmente: una, de la problemática que vayamos a tratar y, otra, de cuán lejos quiera llegar la persona que acude a nosotros, pues hay personas que vienen por un problema muy concreto y que después se dan cuenta del enorme potencial de crecimiento que tienen estos procesos de counseling y deciden seguir otros pasos, más allá de lo que vinieron a tratar inicialmente.

Si el conflicto o aquello que viene a tratar el consultante es algo muy concreto que tiene que solucionar, en general los procesos de counseling tienden a ser breves.


Bueno, si tenéis dudas, no dudéis en consultármelas o en echar un vistazo a mi página web.  Os deseo una buena semana.  

carmen C zanetti
www.carmenzanetti.es






miércoles, 18 de marzo de 2015

Nos despedimos de Epicteto


Ejercita la discreción en tus conversaciones




Buenos días a todos:

El tema que he elegido hoy para despedirnos de Epicteto, al menos durante un tiempo, es el del cuidado del habla en nuestras conversaciones.  Epicteto nos insta a hablar sólo con buena intención: Quienes aspiran a una vida superior también llegan a comprender el con frecuencia ignorado poder moral de las palabras, siendo el hablar correctamente, nos recuerda, uno de los signos más claros de vida moral.


Nuestro querido filósofo nos insta a pensar antes de hablar y a tener en cuenta que Irse de la lengua es una falta de respeto hacia los demás. Hay personas, reflexiona Epicteto, que expresa cualquier tipo de impresión, pensamiento o sentimiento que tenga, y que vierten, sin tener en cuenta las consecuencias, el contenido de su mente sin haber mediado filtro alguno. Esto, advierte Epicteto, es peligroso: Hablar desenfrenadamente es como ir dando bandazos en un vehículo sin control destinado a caer en la cuneta. La cháchara, nos recuerda, es seductora. No te dejes atrapar por sus garras.


Cuando decimos tonterías sobre cosas triviales, nosotros mismos nos volvemos triviales: Nos convertimos en aquellos a lo que prestamos atención. Nos volvemos mezquinos cuando entablamos una conversación sobre terceros. En especial, nos ofrece un consejo Epicteto, evita acusar, alabar o comparar a la gente.

Alguno de vosotros quizás esté pensando que la mayoría de las conversaciones cotidianas se desenvuelven en un nivel trivial y que si hacemos caso a Epicteto, entonces apenas podremos participar de las conversaciones que se generan de forma espontánea en nuestro día a día. Pero también Epicteto nos ofrece una guía para estas ocasiones: Si te das cuenta de que la conversación en la que estás inmerso decae hacia la palabrería, intenta, siempre que sea posible, conducirla de nuevo, sutilmente, hacia temas más constructivos. Conserva el buen humor y disfruta de unas carcajadas cuando sea apropiado, pero evita la risa floja de cantina que suele degenerar en vulgaridad o malevolencia. Ríete con, pero nunca de.

Os propongo unos deberes para esta semana: Centra tu atención en las conversaciones en las que participes durante estos días y pregúntate si se están emitiendo juicios sobre terceros a la ligera. En tal caso, vigila tu conducta: ¿Cuál es tu comportamiento en estos casos? ¿Te dejas llevar fácilmente por el tono general de la charla y te contagias por él?

Comparto un último consejo de Epicteto: Cuando la gente que te rodea empieza a hablar de forma insustancial e indecente, si puedes, vete, o cuanto menos guarda silencio y deja que la seriedad de tu mirada muestre que te ofende lo grosero de su lenguaje.

Feliz semana a todos y gracias por seguir ahí.

carmen C zanetti

(Fuente: Epicteto; UN MANUAL DE VIDA; José J. de Olañeta, Editor, Palma (España), 2013)




miércoles, 11 de marzo de 2015

Nadie puede hacerte daño (Epicteto)


Esta afirmación nos sorprenderá a más de uno, ¿verdad? Parece contraintuitiva, pues ¿no nos dañan continuamente las palabras, las acciones o las omisiones de los demás?

Cuando nos ocurre algún incidente, enseguida tendemos a mirar a nuestro alrededor y encontrar culpables. Pero Epicteto, nos invita a reflexionar acerca de este impulso humano (demasiado humano) de culpar a algo o a alguien cuando sufrimos un revés, una molestia o una aflicción.

Su argumento es más o menos el siguiente: si realmente no son las cosas en sí mismas lo que nos atormenta sino aquello que sentimos acerca de las cosas, entonces es absurdo culpar a los demás.

La gente, nos invita a reflexionar Epicteto, no tiene la facultad de hacerte daño. Incluso si te denigran a voz en grito o te golpean, si te insultan, tuya es la decisión de considerar si lo que está ocurriendo es insultante o no. Cuando alguien te irrita, lo único que te está irritando es tu propia respuesta. Por consiguiente, cuando te parezca que alguien te está provocando, recuerda que lo único que te provoca es tu propio juicio del incidente

Quienes se consagran a una vida de sabiduría, nos dice Epicteto, comprenden que el impulso de culpar a algo o a alguien es una necedad, que nada se gana con culpar, ya sea a los demás o a uno mismo.
Y dice más aún: Uno de los signos que anuncian el alborear del progreso moral es la gradual extinción de la culpa. ... Cuanto más examinamos nuestras actitudes y trabajamos sobre nosotros mismo, menos susceptibles somos de ser barridos por reacciones emocionales tormentosas.

Entonces ¿Qué hacemos cuando nos sentimos barridos por un huracán emocional ante un incidente?
Epicteto tiene un consejo para nosotros: Intenta, dice, no limitarte a reaccionar al instante. Toma distancia de la situación a fin de tener una perspectiva más amplia. Sosiégate.

Durante esta semana os invito a hacer el siguiente ejercicio: Si un incidente te altera o produce una respuesta emocional automática de frustración, rabia, resentimiento, etc., busca un espacio de tranquilidad que te permita tomar conciencia sobre los juicios que acompañan tus emociones.

Por ejemplo: "Esto no es justo", "Fulanito/a es una mala persona", "Las cosas deberían ser de otra manera", "No debería sucederme esto a mí", etc.  Después somete a crítica tus propias afirmaciones acerca del asunto que te ha alterado y dilucida y reflexiona, tomando distancia del incidente, sobre los juicios que acompañan tu reacción emocional. Pregúntate en profundidad sobre la veracidad de tus creencias acerca del asunto que te ha alterado.

Hoy no puedo despedirme de vosotros sin agradecer públicamente a Mónica Cavallé, una las maestras que me han acompañado y acompaña a lo largo de mi formación filosófica, haber hecho surgir en mí un interés creciente por Epicteto (un filósofo, por cierto, inexistente en los planes de mi formación académica en la Universidad). Gracias Mónica, por ello y por todo lo que me has enseñado y hoy puedo compartir en este blog.

Hasta muy pronto,

carmen C zanetti
www.carmenzanetti.es

(Fuente: Epicteto: Un manual de vida; Los pequeños libros de la sabiduría. Trad. Borja Folch; José J. de Olañeta, Editor; Palma (España), 2013.





jueves, 5 de marzo de 2015

Si alguna circunstancia te abruma: Epicteto

Queridos amigos:

A Epicteto se le puede sacar tanto jugo, que esta semana, espero que os parezca bien, continuamos con sus sabios consejos.

Con frecuencia nos sentimos abrumados por los incidentes que nos suceden, pero Cada dificultad con la que tropezamos nos ofrece la oportunidad de volvernos hacia dentro e invocar a nuestros recursos íntimos.  Epicteto nos recuerda que Las pruebas que soportamos pueden y deben darnos a conocer nuestra fuerza.


Nuestro apreciado Epicteto nos advierte sobre el peligro de reaccionar a la buena de Dios cuando nos suceda algo accidental y nos invita a recordar que, en esas ocasiones, es más productivo volvernos hacia dentro, profundizar y preguntarnos con qué recursos contamos para hacer frente a ese suceso. Quizás, nos dice, Posees fuerzas que a lo mejor aún no conoces. Encuentra la más apropiada. Utilízala.


A medida que pase el tiempo y vayas consolidando el hábito de emparejar el recurso íntimo más apropiado a cada incidente, dejarás de tender a dejarte llevar por las apariencias de la vida. Dejarás de sentirte abrumado con tanta frecuencia.

Si alguna circunstancia os abruma recordad si en otras ocasiones alguna dificultad os ha servido para desarrollar o descubrir cualidades que no sabíais que teníais y preguntaros cuál es la actitud más conveniente para afrontar el nuevo reto que tenéis por delante y a qué fuerza interior está apelando.

Feliz semana,

carmen C zanetti