miércoles, 17 de junio de 2015

La mayor pérdida de vida es la dilación (Séneca)

Continuando con la reflexión sobre el tema que plantearemos en nuestro próximo Café filosófico (el domingo 28 de Junio), comparto algunos de los pensamientos de Séneca Sobre la brevedad de la vida





"Que como si siempre fuerais a vivir vivís, nunca se os hace presente vuestra fragilidad, no observáis cuánto tiempo ha transcurrido ya; lo perdéis como si hubiera a rebosar y en abundancia, mientras que quizá precisamente ese día que consagráis a algo, bien una persona, bien una cosa, sea el último. Todo lo teméis como mortales, todo lo queréis como inmortales. Oirás que dicen los más: "A los cincuenta me refugiaré en el ocio, los sesenta me librarán de mis obligaciones". Y, en definitiva, ¿qué garantías de una vida más larga recibes? ¿Quién dará su consentimiento para que eso salga como dispones tú? ¿No te da vergüenza reservar para ti los restos de tu vida y destinar a la beneficiosa reflexión solamente el tiempo que ya no puedes dedicar a cosa alguna? ¡Qué tarde es empezar a vivir precisamente cuando hay que dejarlo! ¡Qué olvido tan necio de la condición mortal, diferir hasta los cincuenta o los sesenta años los buenos propósitos..."

"¿Se puede mencionar nada más insensato que la decisión de esos hombres que alardean de su prudencia? Están afanosamente atareados para poder vivir mejor, a expensas de la vida construyen su vida. Organizan sus planes para un lejano futuro; ahora bien, la mayor pérdida de vida es la dilación: elimina el día actual, escamotea el presente mientras promete lo por venir. El obstáculo mayor para vivir es la espera, que depende del día de mañana, desperdicia el de hoy. Dispones de lo que está puesto en manos de la suerte, desechas lo que está en las tuyas."

"Del mismo modo que bien una conversación, bien una lectura, bien una reconcentrada meditación entretienen a los que están de viaje,  y antes se enteran de que han llegado que de que se acercaban, así este viaje de la vida, permanente y aceleradísimo, que despiertos o durmiendo hacemos al mismo paso, a los atareados no se les hace evidente más que a su término."

"La vida del sabio, entonces, es muy extensa, no lo ciñen los mismos límites que a los demás: sólo él se libera de las leyes del género humano, todos los siglos están a su servicio como al de un dios. Ha transcurrido un tiempo, lo capta con el recuerdo; está encima, lo emplea; va a llegar, lo anticipa. Le alarga la vida la reunión de todos los tiempos en uno solo."

"Breve y angustiada por demás es la vida de los que se olvidan de las cosas pasadas, descuidan las presentes y sienten temor por las futuras: cuando han llegado a las últimas, tarde comprenden, infelices, que han estado atareados todo ese tiempo en no hacer nada."

"Así pues, ...en el momento en que llegue su día final, el sabio no vacilará en ir a la muerte con paso firme."


Hasta el próximo miércoles,

carmen C zanetti
www.carmenzanetti.es





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