miércoles, 11 de marzo de 2015

Nadie puede hacerte daño (Epicteto)


Esta afirmación nos sorprenderá a más de uno, ¿verdad? Parece contraintuitiva, pues ¿no nos dañan continuamente las palabras, las acciones o las omisiones de los demás?

Cuando nos ocurre algún incidente, enseguida tendemos a mirar a nuestro alrededor y encontrar culpables. Pero Epicteto, nos invita a reflexionar acerca de este impulso humano (demasiado humano) de culpar a algo o a alguien cuando sufrimos un revés, una molestia o una aflicción.

Su argumento es más o menos el siguiente: si realmente no son las cosas en sí mismas lo que nos atormenta sino aquello que sentimos acerca de las cosas, entonces es absurdo culpar a los demás.

La gente, nos invita a reflexionar Epicteto, no tiene la facultad de hacerte daño. Incluso si te denigran a voz en grito o te golpean, si te insultan, tuya es la decisión de considerar si lo que está ocurriendo es insultante o no. Cuando alguien te irrita, lo único que te está irritando es tu propia respuesta. Por consiguiente, cuando te parezca que alguien te está provocando, recuerda que lo único que te provoca es tu propio juicio del incidente

Quienes se consagran a una vida de sabiduría, nos dice Epicteto, comprenden que el impulso de culpar a algo o a alguien es una necedad, que nada se gana con culpar, ya sea a los demás o a uno mismo.
Y dice más aún: Uno de los signos que anuncian el alborear del progreso moral es la gradual extinción de la culpa. ... Cuanto más examinamos nuestras actitudes y trabajamos sobre nosotros mismo, menos susceptibles somos de ser barridos por reacciones emocionales tormentosas.

Entonces ¿Qué hacemos cuando nos sentimos barridos por un huracán emocional ante un incidente?
Epicteto tiene un consejo para nosotros: Intenta, dice, no limitarte a reaccionar al instante. Toma distancia de la situación a fin de tener una perspectiva más amplia. Sosiégate.

Durante esta semana os invito a hacer el siguiente ejercicio: Si un incidente te altera o produce una respuesta emocional automática de frustración, rabia, resentimiento, etc., busca un espacio de tranquilidad que te permita tomar conciencia sobre los juicios que acompañan tus emociones.

Por ejemplo: "Esto no es justo", "Fulanito/a es una mala persona", "Las cosas deberían ser de otra manera", "No debería sucederme esto a mí", etc.  Después somete a crítica tus propias afirmaciones acerca del asunto que te ha alterado y dilucida y reflexiona, tomando distancia del incidente, sobre los juicios que acompañan tu reacción emocional. Pregúntate en profundidad sobre la veracidad de tus creencias acerca del asunto que te ha alterado.

Hoy no puedo despedirme de vosotros sin agradecer públicamente a Mónica Cavallé, una las maestras que me han acompañado y acompaña a lo largo de mi formación filosófica, haber hecho surgir en mí un interés creciente por Epicteto (un filósofo, por cierto, inexistente en los planes de mi formación académica en la Universidad). Gracias Mónica, por ello y por todo lo que me has enseñado y hoy puedo compartir en este blog.

Hasta muy pronto,

carmen C zanetti
www.carmenzanetti.es

(Fuente: Epicteto: Un manual de vida; Los pequeños libros de la sabiduría. Trad. Borja Folch; José J. de Olañeta, Editor; Palma (España), 2013.





1 comentario: