miércoles, 28 de enero de 2015

La empatía del filósofo asesor



A veces me pregunto si hay alguien que lee las entradas de este blog. También me pregunto si, en tal caso, habrá alguien que pertenezca al mundo de la ayuda psicológica o filosófica. Por si es así, hoy quiero hablaros sobre la empatía.



El hombre vive esencialmente dentro de un mundo personal y subjetivo y sus actividades y modo de conducirse son el fruto de propósitos subjetivos y de elecciones subjetivas. Entender desde dónde alguien actúa o reacciona de esa manera, cuáles son sus motivaciones y cuáles las creencias que alberga implícitamente su conducta es una capacidad que el asesor filosófico deberá afinar y entrenar. 
Comprender a otra persona ayuda al proceso de autocomprensión:
En mi  opinión, antes de poder iniciar una consulta filosófica, el counselor o filósofo asesor debería responderse de antemano si es capaz de iniciar un proceso con la disposición y capacidad de penetrar en profundidad el mundo emocional y de significados personales de sus consultantes y verlos del mismo modo en el que él los vive sin juzgarlos[2]. Es muy importante situarnos en el momento presente del consultante, pues sólo desde ese lugar podremos ir avanzando, en la certeza de que si ofrezco comprensiones o intuiciones que el consultante aún no está preparado para integrar, las rechazará o, lo que es aún peor, las acogerá pensando que como vienen del que ocupa el lugar de “experto”, deben ser aceptadas como ciertas. El objetivo de la práctica filosófica ha de ser siempre la autonomía del consultante, para lo cual, es imprescindible que cada paso que el consultante avance, tanto en la comprensión gradual de su propia verdad como en la comprensión de la realidad, sea autógeno. Las comprensiones sentidas que se alcanzan por uno mismo quedan integradas y facilitan el proceso de seguir avanzando hacia nuevas comprensiones, mientras que las “prestadas” por otros siempre serán inauténticas y favorecerán la dependencia.
A propósito de la comprensión, Rogers dice: Sólo cuando comprendo los sentimientos y pensamientos que al cliente le parecen horribles, débiles, sentimentales o extraños y cuando alcanzo a verlos tal como él los ve y aceptarlo con ellos, se siente realmente libre de explorar los rincones ocultos y los vericuetos de su vivencia más íntima y a menudo olvidada. … Se trata de la libertad de explorarse a sí mismo...[3]

El reflejo como método de verificación y avance en la comprensión empática.
Cuando utilizamos la experiencia de la comprensión empática como fuente de conocimiento, controlamos nuestras inferencias empáticas con el consultante, verificando o refutando las inferencias e hipótesis implícitas en tal empatía a través del reflejo. Se han descrito muchos tipos de reflejo para seguir empáticamente el discurso de la persona a la que intentamos comprender. Os propongo dos ejemplos:

El reflejo cognitivo. La comprensión cognitiva va más allá de la simple comprensión: implica poner atención en la lógica discursiva del consultante, en las asociaciones e interconexiones que hace entre sus ideas, así como el tipo de razonamientos al que está habituado. Este proceso de comprensión y elucidación de las creencias del consultante ayudan a que descubra, tanto el modo en el que ha estructurado el suelo sobre el que pisa, es decir, el sistema de sus creencias, como sus modos de percepción del mundo y de percibirse a sí mismo.

El reflejo emotivo. Si convenimos que a cada creencia le acompaña una emoción y una conducta determinadas, la respuesta a través de un reflejo de emoción estaría dirigida a chequear si estamos comprendiendo con exactitud las emociones que acompañan el discurso del consultante, es decir, aquéllas correlativas a las creencias implícitas en la historia que está relatándonos.

La decodificación de la cadena de significantes conceptuales y emocionales del discurso del consultante favorece un paulatino reconocimiento de sí mismo y, por tanto, el avance hacia un proceso de reconfiguración personal que ponga en cuestión la valoración de los constructos adquiridos a través de la historia personal del consultante. La libertad que se va adquiriendo a medida que se avanza en un  despliegue cada vez más amplio de la experiencia, favorece que el consultante adquiera  una visión de un nivel superior de conciencia  y una valoración más libre y personal de ella.

Es útil, por tanto que el filósofo asesor preste atención a dos aspectos fundamentales: a los aspectos cognitivos, es decir, a los significados que el consultante atribuye a sus experiencias, y a los aspectos emocionales asociados a ellos.


Os propongo entrenar la escucha empática durante esta semana a través del siguiente ejercicio:
Cuando escucho a alguien, intento elucidar las creencias implícitas que hay en su discurso y se las reflejo en la actitud de constatar y corroborar si ciertamente corresponden a lo que la persona cree. Asimismo, mientras escucho, también puedo darme cuenta de la emoción contenida en el relato del consultante o de la persona a la que estoy prestando mi atención y escucha y mediante una frase que mencione dicha emoción la reflejo chequeando, de nuevo, si es la emoción que más se ajusta a su discurso.

Hasta el próximo miércoles,

carmen C zanetti





[1] Rogers, Carl; Terapia, personalidad y relaciones interpersonales; Ed. Nueva Visión, Buenos Aires, 1985,  pag. 45
[2] A propósito de la importancia de una actitud no enjuiciadora transcribo uno de los pasajes de la obra de Rogers  El proceso de convertirse en Persona: “he llegado a sentir que cuanto más libre de juicios y evaluaciones pueda mantener una relación, tanto más fácil resultará a la otra persona alcanzar un punto en el que pueda comprender que el foco de la evaluación y el centro de la responsabilidad residen en sí mismo”.
[3] Rogers, Carl R., El proceso de convertirse en persona, Ed Paidós Mejicana, 1997, pag 41



Bibliografía:

Carl Rogers: Terapia, personalidad y relaciones interpersonales y El proceso de convertirse en persona (Paidós Mejicana 1997)
Erskine, Richard G; Moursund, Janet P.; Trautman, Rebecca L, Más allá de la empatía: Una terapia de contacto-en-la-Relación, Ed. Desclée de Brouwer (Serendipity), Bilbao 2012
Giordani, Bruno, La relación de ayuda: de Rogers a Carkhuff, Ed. Desclée de Brouwer (Serendipity), Bilbao, 1997
Kennedy, Eugene y Charles, Sara C., Convertirse en Counselor.









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