jueves, 4 de febrero de 2016

La melodía de nuestro último Café filosófico





El origen de nuestras creencias

Este fue el tema que nos reunió el pasado domingo 31 de enero a todos aquellos que nos sentimos convocados a encontrarnos y dialogar entre amigos en el Mercado de la Tía Ni. Y estas fueron algunas de las ideas que compartimos acerca de un tema tan interesante y tan actual como el de nuestras creencias.

Comenzamos leyendo un pequeño texto de Inmanuel Kant de su libro Respuesta a la pregunta: ¿qué es la ilustración?

"La ilustración es la salida del hombre de una minoría de edad cuyo responsable es él mismo. La minoría de edad significa la incapacidad de servirse de su propio entendimiento, sin verse guiado por algún otro. Uno mismo es culpable de esa minoría de edad cuando la causa de ella no reside en la carencia de entendimiento, sino en la falta de decisión y valor para servirse por sí mismo de él sin la guía de otro. Sapere aude! ¡Ten valor de servirte de tu propio entendimiento! He aquí el lema de la ilustración."

Y leímos también un texto de Anguttara Nikaya:
"No creáis en nada simplemente porque lo diga la tradición, ni siquiera aunque muchas generaciones de personas nacidas en muchos lugares hayan creído en ello durante muchos siglos. No creáis en nada por el simple hecho de que muchos lo crean o finjan que lo creen. No creáis en nada sólo porque así lo hayan creído los sabios en otras épocas. No creáis en lo que vuestra propia imaginación os propone cayendo en la trampa de pensar que Dios os inspira. No creáis en lo que dicen las sagradas escrituras sólo porque ellas lo digan. No creáis a los sacerdotes ni a ningún otro ser humano. Creed únicamente en lo que vosotros mismos habéis experimentado, verificado y aceptado después de someterlo al dictamen de la razón y a la voz de la conciencia".

Comenzamos nuestro diálogo y surgieron sus primeras voces:

Todos estuvimos de acuerdo en asentir a la idea de que durante las primeras etapas de nuestro desarrollo, la influencia de nuestro entorno familiar, educacional, cultural, social y religioso es determinante en cuanto a la conformación de nuestras creencias
Y llegó la primera pregunta:
¿Son imborrables nuestras creencias más arraigadas? 
"El hombre es lo que es en los primeros años de su vida"
"La infancia es la patria del hombre"
"La infancia es muy condicionante"
Y una voz sugirió:
Eso también es una creencia!"
(Me entusiasma escuchar la variedad de notas que tejen la música de nuestros diálogos) 

Y, entonces, fuimos a parar a otro cuestionamiento que nos hacía retrotraernos un poco más: ¿Venimos al mundo como una "tabula rasa" (Locke) o nuestra herencia biológica lleva impresas ya algunas de esas ideas a las que asentimos?
"Hay creencias atávicas"
"Hay teorías que sugieren que heredamos algunos patrones de las generaciones que nos preceden"

Entonces, nos deslizamos hacia el cuestionamiento de las creencias que absorbemos de nuestro entorno (familiar, mediático...):
"Hay un momento en el que ya no somos tan influenciables y comenzamos a deshacernos de algunas de nuestras creencias"
"Algunas de las creencias que sostenemos nos limitan"
"Son muletillas que nos sirven durante un tiempo"
"En verdad, no vivimos la realidad, sino una valoración de ella"
"En ocasiones, situaciones límite nos hacen cambiar de forma radical nuestras creencias"

Más tarde, intentamos movernos un poco más allá, ¿Tenemos la capacidad de desembarazaros de ellas realmente?
"Podemos pero requiere mucho trabajo personal"
"A veces, buscamos ayuda justamente para poder modificar algunas de las creencias que están limitando nuestra vida"
"No hace falta pedir ayuda. Un amigo puede servirte"
E intentamos recalar en esta idea preguntándonos acerca de ella:
¿Cualquiera puede facilitar el cuestionamiento y la comprensión en el otro? ¿Se puede facilitar que otro vea con claridad algo que tú mismo no has visto previamente?
"Sí. Aunque algo sea difícil llevarlo a cabo en mi propia vida puedo verlo con claridad en la vida del otro cuando me lo plantea y ayudarle con mis respuestas"  
Sin duda un tema al que volver y revisar detenidamente.

Y retomamos. Parecía claro, entonces, que muchas de las ideas que asumimos provienen del exterior: de nuestro contexto social y cultural. Aunque constatamos que la influencia no era la misma en todos los niños. El asentimiento interno a esas creencias que proviene del exterior ejerce una influencia variable:
"Yo también crecí en una familia religiosa pero nunca me creí lo que me decían acerca de eso. Sin embargo creí otras ideas fantásticas que no tenían que ver con lo religioso hasta que me di cuenta de que no podía encontrar ninguna evidencia que las confirmara".

Más adelante, remamos un poco, cómo no, por el mar de las creencias políticas:
"Asentimos a lugares comunes sin intentar comprender: 
Los unos son unos fanáticos, los de derechas unos corruptos, los de izquierdas no sé qué cosa...
Pero no nos sentamos a dialogar en el intento de comprender el origen que hay detrás de esas ideas, no nos preguntamos cómo los otros han llegado ahí, por qué creen lo que creen y nos negamos el encuentro con ellos, con los que piensan distinto, con las miradas "erradas".

"En el fondo, detrás de nuestras creencias hay siempre un interés" 
"Cuando una ideología tiene éxito es porque beneficia a muchos"

-"Necesitamos creencias para orientar nuestra acción"
-"Eso es lo que nos pasa en realidad, creamos un ego y lo vamos cambiando por otro en una sucesión de egos hasta su disolución"
-"En todo caso, es preciso diferenciar entre las creencias que simplemente pensamos y aquellas de las que tenemos una confirmación por alguna experiencia, y que llamamos certeza".

-"No podemos vivir cuestionando todo, en una incertidumbre permanente"
-"O sí. Al menos como posibilidad lo podríamos contemplar"

Esa sería la postura de los escépticos ¿no?: Como no podemos tener ninguna certeza, suspendo todo juicio acerca de la realidad.

- Pero... no se puede vivir así. 
- ¿O sí?. ESO TAMBIÉN ES UNA CREENCIA...  


Un diálogo inconcluso que generó un encuentro de amigos que se hacen preguntas y que compusieron una melodía coral de voces distintas entonando y ensayando la música de la filosofía.

Gracias Nieves por el café y el riquísimo chocolate que preparaste para nosotros. Gracias por crear siempre una sala nueva para cada uno de nuestros encuentros. No saber cómo estará dispuesto todo ese día para nosotros, si las sillas sobrarán o faltarán cómo habrás articulado los muebles, cómo estará dispuesta la mesa de la merienda, qué colores pintarán las mesas de la sala...  Es un privilegio contar con este espacio que nos acoge con tanto cariño cada mes. 

Gracias a todos. A los incondicionales y también a los que os animásteis por primera vez. No olvidéis que nos reunimos de nuevo el 28 de Febrero.
























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