miércoles, 28 de octubre de 2015

Reseña del Café filosófico de Octubre


Ayer domingo, celebramos nuestro Café filosófico mensual en el Mercado de la Tía Ni. El acogedor ambiente que Nieves creó para recibirnos facilitó que nuestro ánimo se predispusiera, desde el primer momento, a favor de un amigable compartir. En una mesa, preparada con todo detalle, teníamos refrescos, café, té, chocolate, pastitas y bizcocho... así que, a medida que íbamos cayendo por allí, nos saludábamos, nos conocíamos y charlábamos entre nosotros, mientras dábamos tiempo a que todos los que nos habíamos sentido convocados, aparecieramos. Unos tomábamos café, y, otros, el delicioso chocolate que nuestra querida Ni cariñosamente había preparado.
Un trocito de bizcocho por aquí, una pastita por allá...; un "Hola ¿qué tal?"; un "Gracias por venir"; "Vengo por primera vez"; "¡Qué alegría verte de nuevo!"; "No esperaba encontrarte por aquí"...

Y..., sentados ya, en círculo, en los históricos y singulares sillones y sofás de la encantadora casa que nos acogía, se levantó el telón.

El tema que nos convocaba, "El papel de la conciencia en mi vida", suscitó una primera duda:

"¿Vamos a hablar sobre la conciencia o acerca de la consciencia?"; "No es lo mismo". Parecía haber  un mayoritario acuerdo en esta distinción.

"¿Cuál sería la diferencia?; ¿Cómo entendemos esos dos términos?" (Como diría Wittgenstein, ¿Cuál es su significado en nuestros juegos de lenguaje?)
Para la mayoría, la conciencia tenía que ver con la acepción del término en tanto que conciencia moral; y, la consciencia, con la que se refiere a la percepción de uno mismo. 
Leímos las distintas acepciones de la RAE:

conciencia.

(Del lat. conscientĭa, y este calco del gr. συνείδησις).

1. f. Propiedad del espíritu humano de reconocerse en sus atributos esenciales y en todas las modificaciones que en sí mismo experimenta.

2. f. Conocimiento interior del bien y del mal.

3. f. Conocimiento reflexivo de las cosas.

4. f. Actividad mental a la que solo puede tener acceso el propio sujeto.

5. f. Psicol. Acto psíquico por el que un sujeto se percibe a sí mismo en el mundo.


Finalmente, determinamos iniciar el diálogo soslayando la disquisición lingüística para, sobre la marcha, poder dirimir, a la luz de nuestras aportaciones, el modo en el que entendíamos cada uno de nosotros qué era la conciencia y cuál era nuestra relación con ella.

(Ya en casa, pudimos constatar que la primera definición que figura en los diccionarios del término consciencia es, precisamenteconciencia (RAE y María Moliner).

El diálogo fue riquísimo:

Hablamos sobre la conciencia del bien y del mal, de su relación con la moral religiosa y del sentimiento de culpa. Ejemplificamos nuestras ideas, compartimos algunas de nuestras vivencias cotidianas y, también, nuestras preocupaciones y dudas acerca de la manera en que vivimos e interpretamos nuestras experiencias en la vida diaria en relación con nuestra conciencia.

"La conciencia sirve para darnos cuenta de todo lo que nos pasa y también de lo que ocurre a nuestro alrededor... Pero, a veces, es mejor dejar la conciencia un poco de lado; si no, te complicas la vida demasiado"
(ESTA IDEA YA LA TENGO APUNTADA PARA UN PRÓXIMO CAFÉ: En verdad, ¿Es preferible, a veces, la inconsciencia que la consciencia?)

También tuvimos la oportunidad de hablar sobre el ego: conversamos acerca de cómo vivimos identificados con los contenidos de nuestra mente:  
Vivimos identificados con nuestra mente y "Otorgamos realidad a lo que es mera fantasía..."
Hablamos sobre la posibilidad de tomar conciencia de nuestros contenidos mentales y del camino hacia la desidentificación de ellos. 
"Vivir identificados con nuestra mente es como vivir en una jaula; no podemos ver más allá de nuestra pecera". "Cuando accedes a otros niveles de conciencia, ya no vives de afuera hacia dentro, sino de dentro hacia afuera". "Pero se trata de una experiencia personal, no se puede explicar con palabras; cuando intentas explicarlo ya estás incurriendo en el error". "Es, a veces, en momentos límite de la vida, en los que los mecanismos de defensa de nuestra mente, dejan de operar, y entonces tenemos acceso a otro tipo de experiencias o de conocimiento; se trata de estados de conciencia distintos al estado de nuestra conciencia ordinaria".

Sujeto (la conciencia) y objeto (el de nuestra conciencia) no pueden ser el mismo. 
Trajimos a colación la experiencia que relata Echkart Tolle el día que tomó conciencia de que la idea que se repetía: "No puedo soportar vivir conmigo mismo" le hizo caer en la cuenta del desdoblamiento de Yoes que tal idea implicaba: el "yo" que no podía vivir  con... y el "yo" con el que no soportaba vivir.

Tuvimos la oportunidad de hablar acerca de nuestros pensamientos, de nuestras emociones y de la relación entre ellos:

"Me identifico con mis sentimientos", "Son más reales que mis ideas" "Son más yo, que mis pensamientos"

Y aprovechamos para recalar en esta idea: Las emociones y nuestros pensamientos ¿son realmente independientes?  Lo pusimos a prueba con un ejemplo: Cuando siento ira ¿No está acompañada esa ira de determinados pensamientos -sean conscientes o inconscientes- acerca del hecho o la situación que la ha disparado (mi ira)? Para algunos de nosotros, suponía cierta perplejidad darnos cuenta de que nuestras emociones son, podríamos decir, "arbitrarias", en el sentido de que sólo se producen si asentimos a cierto tipo de pensamiento o de ideas en nuestra mente. Advertimos, no obstante, que no es lo mismo hablar de una emoción como la ira, como de otro tipo de sentimientos.

(Hummm..., Las Emociones,  Gran tema  para otro de nuestros Cafés...)

Finalmente, tuvimos ocasión de hablar sobre las "experiencias cumbre", "estados alterados de conciencia", "experiencias místicas", "experiencias en relación a la muerte de seres queridos"...

Como siempre digo, es imposible dar cuenta de todo lo que acontece en nuestros diálogos. El ambiente discurre siempre en el respeto, la escucha, el desenfado y la espontaneidad. Os doy las gracias, a todos los que lo hacéis posible: amigos, conocidos, desconocidos e incondicionales; y, por supuesto, siempre, a nuestra querida Ni. Gracias por vuestras aportaciones, por vuestras ganas de compartir, por vuestro sentido del humor y por la buena acogida que estáis dando en el Val Miñor a esta nueva iniciativa.

Os espero a todos en Noviembre. El tema que nos convocará: LA FELICIDAD.  A lo largo de las semanas de noviembre publicaré en la web algunas entradas sobre esta insoslayable e interesante cuestión en la que nos debatimos todos.  

Mientras tanto, os propongo el EJERCICIO de tomar conciencia acerca de cómo busco la felicidad en mi vida.

















No hay comentarios:

Publicar un comentario